Siendo siempre complicado aportar más cuando otros ya lo han hecho, queremos en este artículo hacer nuestro análisis bajo una lectura global de lo que en primera instancia fue un error táctico impresionante de Tottus ®, y como de la mano de los astros – y del chimpún de Zambrano -, no solo recuperó el balón sino que volteó el partido y ha logrado salir de la cancha en hombros de la hinchada. Extraordinario.
Mi primer contacto con el caso fue por una llamada de Nicolás Valcárcel, el Viernes 29 de Mayo, cuando me comentó sobre la campaña y pidió mi opinión al respecto, luego el 31 entre copa y copa celebrando mi cumpleaños me mostró las primeras reacciones de las Redes Sociales y como habíamos previsto, el 99% eran abiertamente negativas: los consumidores consideraban la apuesta de Tottus ® como una burla abierta, como cachita, como un bullyng inadmisible.
Y es que ya desde hace meses, el mercado publicitario peruano nos viene regalando muestras de miopía estratégica impresionantes, evidencias de falta de perspectiva en sus inversiones publicitarias, como si el mensaje fuera todo y no hubiera debajo de él una estructura de soporte, y nadie se hizo preguntas elementales:
¿Qué es una apuesta?, pues normalmente, es una toma de riesgos controlados sobre los que el apostador considera tiene un margen bastante razonable de ganar en un momento y circunstancias determinados. Cuando un peruano le dice a otro: “te apuesto un cebiche a tal cosa…”, es totalmente implícito que cree que va a ganar, pero también están las apuestas inversas: “Si pasa tal cosa, camino calato por la calle….”, pero se repite el concepto de riesgo moderado, nadie asume una apuesta a ciegas, el que propone, desde el hecho que lo propone, espera lograr un resultado favorable ganando algo o dejando de hacer algo que no quería realmente hacer.
¿Era factible al inicio de la Copa América (fecha de vigencia de la promoción de Tottus ®) pensar que Perú llegaría a la final?, ni el pecoso Ramírez lo hubiera dicho públicamente, todos los sondeos y estadísticas al respecto de la hinchada mostraban claramente un ánimo perdedor, y ninguno de los comentaristas deportivos hubiera osado afirmarlo en sus programas respectivos; el mismo Gareca, nuestro DT, dijo que el objetivo era pasar de ronda y para de contar.
En el contexto señalado, que alguien apueste y diga: “Si Perú llega a la final, salgo bailando calato por la calle”, era definitivamente una apuesta a ganador, podía darse el lujo de decirlo porque “sabía” – “sabíamos” todos los peruanos – que no iba a suceder.
Pero la teoría de la comunicación dice que el mensaje es solo parte del proceso, y están el emisor y el receptor, y es allí donde nadie se fijó en un pequeño detalle estratégico: el apostador era una empresa Chilena, declarada y conocida así por todos, y los receptores eran esos miles de peruanos que apenas pensaban que la blanquirroja pasaría de grupo, con el telón de fondo que esta edición de la Copa América ® se jugaba en el mismo Chile, sin perder de vista la rivalidad histórica que mantenemos con el vecino país.
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